La amiodarona es una droga antiarrítmica de
la clase III de Vaughn Williams, estos
fármacos interfieren con canales de salida de potasio durante la repolarización,
por lo que aumentan la duración del potencial de acción y prolongan el QT.
La amiodarona además presenta efectos
vasodilatadores, calcio antagonistas, b bloqueantes e inhibidores del sodio,
lo que justifica que sea eficaz en casi cualquier arritmia. También es muy
eficaz en la prevención de la fibrilación auricular, algo menos en su
cardioversión, y muy útil en las arritmias ventriculares malignas. Es el fármaco
de elección en el contexto de la reanimación cardiopulmonar extra hospitalaria.
Los efectos adversos requieren la
monitorización de sus niveles plasmáticos e incluyen: disfunción tiroidea por
el componente de iodo en la molécula de la droga (tanto hipo como
hipertiroidismo), depósitos
corneales, constipación, disminución del crecimiento, fotosensibilidad y coloración violácea de
la piel, hepatopatía necrosis hepatocelular, y fibrosis
pulmonar, la cual puede ser fatal. Puede producir asimismo bradicardia y
bloqueo AV en personas susceptibles.
Dado que la amiodarona tiene una vida media
prolongada, los efectos adversos perduran aún tiempo después de discontinuada
su administración. La amiodarona aumenta las concentraciones plasmáticas de la
digoxina (intoxicación digitálica) warfarina (fenómenos hemorragíparos) y de la
fenitoína. El tratamiento consiste en la monitorización del ECG y de los signos
vitales. Si los efectos cardidepresores son marcados, pueden ser revertidos con
bicarbonato de sodio. La droga debe ser discontinuada si existiesen signos o sintomatología
de fibrosis pulmonar.
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