La rosácea es una patología acneiforme inflamatoria crónica que afecta aproximadamente a un 10% de la población en nuestro medio, con mayor prevalencia en sujetos de piel clara.
Podrían estar implicadas en su génesis; anomalías pilosebáceas, degeneración de la matriz dérmica, alteraciones vasculares (con fenómenos de vasodilatación). El demodex folliculorum se ha señalado como posible factor infeccioso.
Entre los desencadenantes se han identificado los cambios de temperatura, así como temperaturas extremas, factores alimentarios, la ingesta de alcohol, cosméticos, situaciones de mayor estrés emocional, ejercicio físico, etc.
Las manifestaciones clínicas comienzan como eritema transitorio en la cara, flushing, que puede convertirse en persistente (duración igual o superior a 3 meses). También son comunes pápulas y pústulas, telangectasias, sequedad de piel y sensación de tirantez o quemazón referida por el paciente A veces aparecen edema facial y síntomas oculares y en etapas avanzadas pueden aparecer cambios fimatosos por hiperplasia de las glándulas sebáceas, generalmente en nariz (rinofima).
El diagnóstico es clínico y se debe realizar un diagnóstico diferencial con otras patologías como el acné o la mastocitosis antes de iniciar el tratamiento.
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