En 1829 el doctor Charles Bell
describió por primera vez un síndrome que consistía en parálisis facial
completa posterior a un trauma en la zona del agujero estilo mastoideo, el cual
denominó «parálisis de Bell».
Este síndrome se caracteriza por la parálisis
del VII par craneal o Nervio facial, que puede ser completa o parcial y
se presenta en forma unilateral. Se manifiesta en forma abrupta y se diagnostica
por disminución o ausencia de movilidad de los músculos inervados por el dicho par craneal.
La parálisis de Bell es la mononeuropatia más común del nervio facial que no está asociada con ningún otro
nervio craneal. Se han sugerido factores genéticos, inmunológicos, mecanismos autoinmunes de origen celular e infección como los factores más frecuentemente
asociados a la parálisis de Bell. Sin embargo la etiopatogenia todavía no se ha
esclarecido totalmente.
Su relación con factores virales
ha ganado más aceptabilidad en los últimos años. Algunas infecciones pulmonares
también han sido implicadas en la etiología de la parálisis de Bell. El 80% de los casos de parálisis
facial son identificados como idiopáticos. En el 70% de estos casos su
recuperación es relativamente rápida y completa. Cuando esto no ocurre, es
necesario realizar evaluaciones adicionales con el fin de establecer la causa
específica que podría ser infecciósa, procesos inflamatorios o neoplasias. Se ha encontrado
neoplasias del nervio facial asociadas en el 5% del total de casos.
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