Es el tumor maligno más frecuente del
esófago. Existe una gran variabilidad geográfica en cuanto a su incidencia y
prevalencia. En el mundo occidental es más habitual en varones, suele aparecer
en la sexta década de la vida y se asocia a un estatus socioeconómico bajo.
En cuanto a su etiología, los factores más
claramente relacionados son el alcohol y el tabaco, habiéndose vinculado
también con la ingestión de ciertos carcinógenos como son los nitritos, los
opiáceos fumados y determinadas micotoxinas; en situaciones de daño físico a la
mucosa, como la ingestión de alimentos muy calientes tras secuelas de ingestión
por cáusticos, estenosis por radiación, síndrome de Plumier-Vinson y la
acalasia crónica.
Aproximadamente entre el 10 - 15% se localizan en el esófago
cervical, el 50 % en el tercio medio del esófago y el 35 % en el tercio inferior.
La aparición de disfagia progresiva de características mecánicas y pérdida de
peso son los síntomas más frecuentes de presentación. En la práctica se asume
que el comienzo de la disfagia significa que la enfermedad es ya incurable
debido a que el esófago tiene un suministro vascular muy rico y carece de
cubierta serosa. Asimismo, puede presentarse odinofagia, dolor torácico,
vómitos, regurgitación, episodios de broncoaspiración, hipo y ronquera. También
se han descrito cuadros paraneoplásicos. Pueden aparecer fístulas traqueoesofágicas
entre el 6 al 12 % de los pacientes. La enfermedad se extiende a los ganglios
linfáticos adyacentes y a los supraclaviculares, así como al hígado, pulmones y
pleura.
En referencia al diagnóstico, los estudios
radiológicos con contraste baritado en técnicas de doble contraste pueden
identificar la mayoría de las lesiones malignas; sin embargo, las lesiones más
pequeñas pueden apreciarse mal, por lo que siempre es obligado, ante la
sospecha de cáncer esofágico, realizar una esofagoscopia con toma de biopsias y cepillado de la lesión
para su posterior estudio citológico. La TC se utiliza para valorar la
extensión local del tumor y para el estudio de metástasis en el tórax y el
abdomen, también se usa la ultrasonografía endoscópica para el estudio de la
extensión local del tumor. Debe
realizarse una broncoscopia en los tumores del tercio superior y medio para
valorar la resecabilidad. Según el estadio, localización, y extensión de
cáncer la quimioterapia puede ser una opción para el tratamiento. En cuanto la
cirugía, existen pocos pacientes candidatos a esta opción, y de los que sobreviven a
esta, menos del 20 % alcanzarán la
supervivencia a los cinco años.
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