10 feb 2013

ENDOCARDITIS INFECCIOSA


Aunque virtualmente cualquier germen puede ocasionar endocarditis infecciosa, son los estafilococos, los estreptococos y enterococos los responsables de la mayoría de los casos, en la actualidad, S. aureus supone la etiología más frecuente. S. epidermidis es el germen más frecuente en la endocarditis protésica precoz. En pacientes usuarios de drogas por vía parenteral (UDVP) el germen más frecuente es S. aureus. Los estreptococos del grupo viridans son la causa más frecuente de endocarditis subaguda Los bacilos gramnegativos son agentes poco frecuentes al igual que los hongos.
La localización más frecuente de la endocarditis es la válvula mitral, seguida por la aórtica y, en tercer lugar, la asociación de endocarditis mitral y aórtica. No todas las cardiopatías facilitan de igual manera la producción de una endocarditis infecciosa. Insuficiencias valvulares o comunicaciones entre cámaras son situaciones ideales para la infección. Además de las valvulopatías reumáticas, las valvulopatías degenerativas, las cardiopatías congénitas, el prolapso mitral y la miocardiopatía hipertrófica facilitan la producción de endocarditis infecciosa.

Se suele hablar de endocarditis infecciosa aguda y subaguda. Las endocarditis agudas suelen aparecer como consecuencia de infecciones por gérmenes agresivos (S. aureus), no precisan de la existencia de una cardiopatía o valvulopatía previa, son rápidamente destructivas y, sin tratamiento, mortales en menos de seis semanas. Son las que producen embolias sépticas con más frecuencia. Las endocarditis subagudas suelen estar causadas por gérmenes menos destructivos (grupo viridans), que asientan en válvulas con patología previa y persisten durante más de seis semanas; no suelen embolizar y, en una minoría de ocasiones, se puede recoger el antecedente de una manipulación dentaria previa.
Además del soplo y la fiebre, el tercer componente habitual son los fenómenos embólicos. Estos  pueden ocurrir en cualquier órgano, con más frecuencia en el SNC, excepto en los pacientes UDVP con endocarditis tricúspide que presentan embolias sépticas en pulmón. Las lesiones de Janeway (maculopápulas eritematosas en palmas y plantas) también son manifestaciones clínicas de embolismos periféricos. Otras manifestaciones son la presencia de bloqueos cardíacos y arritmias, pericarditis o insuficiencia cardíaca congestiva de instauración aguda. La endocarditis se puede acompañar de fenómenos inmunológicos: manchas de Roth en el fondo de ojo, hemorragias subungueales en astilla, nódulos de Osler en los pulpejos de los dedos, o hemorragias subconjuntivales.

El diagnóstico se basa en la sospecha clínica, la realización de hemocultivos o pruebas serológicas y en el estudio ecocardiográfico. Los criterios modificados de Duke  son empleados para estratificar la probabilidad diagnóstica de endocarditis. El tratamiento precisa de la administración de fármacos bactericidas en dosis elevadas y durante tiempo prolongado o evaluar la posibilidad de recambio valvular quirúrgico.

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