Aunque virtualmente cualquier germen puede
ocasionar endocarditis infecciosa, son los estafilococos, los estreptococos y
enterococos los responsables de la mayoría de los casos, en la actualidad, S.
aureus supone la etiología más frecuente. S. epidermidis es el germen más
frecuente en la endocarditis protésica precoz. En pacientes usuarios de drogas
por vía parenteral (UDVP) el germen más frecuente es S. aureus. Los
estreptococos del grupo viridans son la causa más frecuente de endocarditis
subaguda Los bacilos gramnegativos son agentes poco frecuentes al igual que los
hongos.
La localización más frecuente de la
endocarditis es la válvula mitral, seguida por la aórtica y, en tercer lugar,
la asociación de endocarditis mitral y aórtica. No todas las cardiopatías
facilitan de igual manera la producción de una endocarditis infecciosa. Insuficiencias
valvulares o comunicaciones entre cámaras son situaciones ideales para la infección.
Además de las valvulopatías reumáticas, las valvulopatías degenerativas, las
cardiopatías congénitas, el prolapso mitral y la miocardiopatía hipertrófica
facilitan la producción de endocarditis infecciosa.
Se suele hablar de endocarditis infecciosa
aguda y subaguda. Las endocarditis agudas suelen aparecer como consecuencia de
infecciones por gérmenes agresivos (S. aureus), no precisan de la existencia de
una cardiopatía o valvulopatía previa, son rápidamente destructivas y, sin
tratamiento, mortales en menos de seis semanas. Son las que producen embolias
sépticas con más frecuencia. Las endocarditis subagudas suelen estar causadas
por gérmenes menos destructivos (grupo viridans), que asientan en válvulas con
patología previa y persisten durante más de seis semanas; no suelen embolizar
y, en una minoría de ocasiones, se puede recoger el antecedente de una
manipulación dentaria previa.
Además del soplo y la fiebre, el tercer
componente habitual son los fenómenos embólicos. Estos pueden ocurrir en cualquier órgano, con más
frecuencia en el SNC, excepto en los pacientes UDVP con endocarditis tricúspide
que presentan embolias sépticas en pulmón. Las lesiones de Janeway (maculopápulas
eritematosas en palmas y plantas) también son manifestaciones clínicas de
embolismos periféricos. Otras manifestaciones son la presencia de bloqueos
cardíacos y arritmias, pericarditis o insuficiencia cardíaca congestiva de
instauración aguda. La endocarditis se puede acompañar de
fenómenos inmunológicos: manchas de Roth en el
fondo de ojo, hemorragias subungueales en astilla, nódulos de Osler en los
pulpejos de los dedos, o hemorragias subconjuntivales.
El diagnóstico se basa en la sospecha
clínica, la realización de hemocultivos o pruebas serológicas y en el estudio ecocardiográfico.
Los criterios modificados de Duke son
empleados para estratificar la probabilidad diagnóstica de endocarditis. El tratamiento
precisa de la administración de fármacos bactericidas en dosis elevadas y
durante tiempo prolongado o evaluar la posibilidad de recambio valvular
quirúrgico.
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