JUEVES, 14 de febrero (HealthDay News) --
Para todo el que sigue pensando que beber no contribuye al cáncer, un nuevo
informe halla que el alcohol tiene la culpa de una de cada 30 muertes por cáncer
cada año en Estados Unidos. La conexión es incluso más pronunciada con el
cáncer de mama, donde el 15 por ciento de esas muertes se relacionan con el
consumo de alcohol, añadieron los investigadores.
El alcohol es un agente cancerígeno "a
la vista de todos", pero las personas simplemente no lo ven, señaló el
autor del estudio, el Dr. David Nelson, director del Programa de Becas para la
Prevención del Cáncer del Instituto Nacional de Salud de EE. UU. "Como se
anticipaba, las personas que usaban más alcohol tenían un mayor riesgo, pero en
realidad no hubo un nivel seguro de consumo de alcohol", enfatizó. Beber
moderadamente se ha asociado con beneficios cardiacos, anotó Nelson. "Pero
en el contexto más amplio de todos los problemas con que se relaciona el
alcohol, el alcohol causa diez veces más muertes de las que previene",
planteó.
Lo mejor que pueden hacer las personas que
creen que están en riesgo de cáncer es reducir su consumo de alcohol, aconsejó
Nelson. "Desde la perspectiva de la prevención del cáncer, mientras menos
beba, menor será su riesgo de un cáncer relacionado con el alcohol, y
obviamente, si uno no bebe en lo absoluto entonces tiene el riesgo más
bajo", señaló. El informe aparece en la edición en línea del 14 de febrero
de la revista American Journal of Public Health. Estudios anteriores han
mostrado que beber es un factor de riesgo para los cánceres de la boca, de la
garganta, del esófago, del hígado, del colon, del recto y, en las mujeres, de
mama, anotaron los investigadores.
Según la Sociedad Estadounidense del Cáncer
(American Cancer Society), no está del todo claro cómo el alcohol podría
aumentar el riesgo de cáncer. El alcohol podría actuar como un irritante
químico sobre las células sensibles, impidiendo la reparación del ADN, o
dañando a las células de otras formas. También podría actuar como un
"solvente" de otros carcinógenos, como los que se hallan en el humo
del tabaco, ayudando a esas sustancias a entrar a las células con mayor
facilidad. O el alcohol podría afectar los niveles de hormonas claves como el
estrógeno, aumentando las probabilidades de cáncer de mama.
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